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La Palabra es lo dado, Entrevista a Vicente Irarrázabal
Para comenzar a dialogar sobre tu obra Vicente, quisiera partir por proponer un contexto y es que al profundizar en lecturas de estas, uno puede percatarse de las intensidades que sobrepasan el control "lógico" del autor y sus fantasmagorías. Tu obra trabaja con el lenguaje y en algunos casos se vuelve muy narrativa hasta cinematográfica quizás. Pienso en la serie taxonomía, La suma de las partes o Esa desvaneciente noción de realidad. Pienso esto porque existe una forma de lectura siguiendo a Perec, nos sugiere que el texto está abierto a otros usos y las imágenes a su vez en tu caso sugieren esto, orden y caos, pero también tu obra tiene un contexto rico en literatura y palabra así converge en tu obra la serie de obras contenidas en Anosognosia, una especie de Patología neurológica que vive un sujeto que es incapaz de reconocer cuando padece alguna enfermedad, algo digamos muy contemporáneo y que pasan a ser parte de una sintomática dentro de tu obra, digamos pues un análisis de lo humano y los conflictos con la psique a través de algo no menor, en este caso la imagen o el imago.
La historia del arte y la simbología nos ha enseñado que quien dibuja también es dibujado, es decir que; se extiende la mano como un espejo de lo propio al mundo, así aparece la investigación de la psicología a través de la imagen proveniente del inconsciente.
Vicente Irarrázabal (Santiago, 1985) es artista visual. Su trabajo indaga la diversidad de formas en que la identidad puede ser moldeada o resignificada, y en la posibilidad de cambios en el relato propio y colectivo. Su interés está puesto en el valor simbólico. Temas como la hibridez, el exceso de información y de estímulos visuales, y lo in-forme (sin forma, (que llega a adquirir notas de monstruosidad) de la noción de realidad son recurrentes en su investigación visual con fuerte interés en la experiencia actual. De manera similar; su trabajo explora el lenguaje escrito, vinculando estrechamente la imagen, la publicidad, la propaganda, el diseño gráfico, y el imaginario de masas.
1.- ¿Cómo es que te encuentras con esto en tu obra, es decir en qué momento de tu proceso artístico llegaste a conceptualizar estas temáticas, lenguaje e imagen?
Como una cierta ambigüedad es inherente al fenómeno de la comunicación, todos tomamos nuestras propias formas o estrategias para afrontarla. Para algunos es más o menos difícil sobrellevar esto. Para mí, es y fue algo perturbador, algo de lo que fui consciente desde mi primera infancia. Por supuesto no lo conceptualizaba cómo ahora, pero comprendí ya en esos orígenes que en lo que se decía, habían muchas más motivaciones, conscientes o no, de las que aparentemente se expresaban. Si, por ejemplo, alguien decía “soy feliz” dependiendo el caso, aquello podría incluso significar lo inverso. En definitiva lo siniestro estaba presente de forma muy vivida.
Si miro para atrás en mi producción artística inicial y observo mi obsesión con lo grotesco, lo monstruoso, el querer traspasar los límites de lo“ moralmente aceptable“ tiene que ver con el problema planteado al comienzo. Eran un ejercicio de exorcizar aspectos de “mí interioridad” y “la exterioridad“ (tampoco la frontera entre esos dos límites era clara) jamás abarcables.
El vinculo con la palabra escrita y la imagen fue algo que se dio de forma orgánica, poco a poco comenzó a surgir una nueva motivación en mi quehacer creativo. Ya no era tanto intentar exorcizar mediante algo así como una especie de ejercicio catártico las ya nombradas ambigüedades, ahora, sin cerrar la puerta a la intuición o lo indómito, apuntaba o tenía la intención, agregando herramientas más racionales, de comprender.
En el querer ver aquella “zona muda” (citando el poema de Lihn) en donde las palabras ya “viciadas” no alcanzan para expresar lo que se quiere expresar, hay un ejercicio donde prima la introspección, y lo personal.
Al tratar de comprender esta contrariedad, hay un ejercicio que inevitablemente te obliga a tomar distancia y ubicar aquella “zona” también en un contexto, haciéndose presente una problemática colectiva. De aquí el paso a un arte más intencionadamente político.
Voluntariamente priorice la imagen en cuanto texto, el cual lógicamente tenía una estructura o sintaxis distinta a la de la palabra escrita. Entonces en este choque de dos lenguajes vinculados, en donde si bien, la traducción era por completo imposible, la interacción, la mutua influencia e incluso una lucha de poder, eran inevitables. Las paradojas, Ironías, sátiras, absurdos etc... las cuales iban surgiendo en un medio camino, entre lo controlado y lo indómito, explicitaban veladas problemáticas conceptuales de nuestro propio acervo cultural.
2.-Existe una especie de fantasmagoría si se puede decir así en tu obra, pareciera que siempre hay una segunda voz, o algo que está por debajo, un sub texto. Son como ejercicios de transposición. Algo que no se puede dejar de lado, la condición singular de quien escribe no ¿Tienes alguna forma de selección de imágenes y contenidos en tus procesos visuales?
Las fantasmagoria, el trauma, o la ambigüedad, son precisamente los terrenos en los que fluctúa mi obra. Cada uno de ellos supone un punto ciego, es ese punto el eje que conforma las dinámicas de mis obras.
La pregunta es: ¿hasta dónde podemos acercarnos y comprender lo que de forma consciente o inconsciente hemos o han destinado a dejar oculto?
En el habla cotidiana se intenta esconder las ambigüedades y en el habla institucional, usarlas. En mi obra se da un esfuerzo por explicitar dichos puntos ciegos. Hay obras que no las entiendo más que como ejercicios para comprender mecanismos, donde lo único que se devela es el engranaje: las retóricas, las falacias, las lógicas internas, etc...
El lenguaje, más allá de tener significados, es una máquina de crearlos, el problema es que; es eso mismo, lo que no vemos, porque evidentemente todo lenguaje está también basado en un sentido común, en ciertas leyes, en consensos. En definitiva, los peligros de la comunicación. Comprender (en este caso comprender lo antes dicho) es siempre un paso que me acerca en algo más a la causa y nos aleja también en algo del síntoma.
Por último ante la pregunta de si tengo una forma de selección de contenido en mis obras, si y esto se reduce a una sola máxima: el texto, en cuanto su significado, en conjunto con la imagen, también en cuanto significado, genera un problema de peso o sea de jerarquías e intensidades, y es precisamente al tratar de encontrar el balance de pesos adecuado donde una obra puede o no funcionar.
3.- Crees que existe una forma de hacer a la historia participe y temporalidad en tu obra? es decir pienso en Benjamín, el señala que; la manera por la que el pasado recibe la impresión de una actualidad más reciente, está dada por la imagen en la cual se halla comprendido. Una forma de hacer presentes las correlaciones pasadas. Pienso esto porque de alguna forma, tu discurso es el discurso de la historia de guerras del lenguaje de los años 30, pienso en las investigaciones rusas sobre las masas, pienso en los años 80s con McLuhan, la historia del psicoanálisis entre muchas otras. Crees que esto es así de alguna manera? en tu obra si bien es cierto está contenido el presente pero uno también puede ver el pasado?
Es muy interesante la noción de pasado vinculándolo con dos conceptos que mencionaste anteriormente, el de imago y el de fantasmagoría. La misma palabra “pasado” carga una ambigüedad ¿Es lo que nos determina? ¿lo que abandonamos o apartamos? ¿lo que nos permite ser otra cosa?.
El psicoanálisis nos dice que en el inconsciente no existe la noción de temporalidad, todo existe en un mismo espacio/tiempo.
Me interesa la pregunta ¿Cuál es la diferencia entre pasado, historia y recuerdo? me gusta pensar a esos tres conceptos como dinámicas. El pasado es una escisión, la historia es un constructo continuo, y el recuerdo es la huella (vuelvo al psicoanálisis: “huella mnémica”), lo fijado que resurge como algo vívido, fuera de nuestro control, impulsado por la asociación que siempre es un elemento fundamental en mi obra pues, paradojalmente, algo que puede ser fijo, es resignificado en cada re lectura. Y como en un engranaje, un cambio en cualquiera de estas nociones (pasado, historia, recuerdo) determina a las demás. La obra de arte sería entonces a la vez la bencina y el pistón que haría funcionar el motor de esta máquina.
De esta manera indago en “la diversidad de formas en que la identidad puede ser moldeada o resignificada, y en la posibilidad de cambios en el relato propio y colectivo” de hecho esa es la noción de arte que me motiva y en la que creó. El arte es uno de los modos esenciales en que la cultura se dinamiza o, dicho de forma negativa, es uno de los modos con que se impide su estancamiento.
Creo que lo que piensa Benjamín es fundamental, hay que crear correlaciones o “vasos comunicantes” como decía el Surrealismo, por lo demás tan querido por Benjamín. De igual forma que lo onírico no puede dejar de estar comunicado con la vigilia, el pasado y el presente tampoco. Yo haría equivalente aquí la noción de imagen de Benjamín con la de relato, la imagen o el relato en que se comprende el pasado es el modo en que se actualiza. Por último con respecto a McLuhan, de quien se bastante poco, pero que intuyo plantea con otro enfoque y quizás forzándolo un poco, el viejo problema entre contenido y forma que equivaldría a su famosa máxima “el medio es el mensaje”. En términos de contenido y forma se tiende a reducir la segunda a lo sensorial, y olvidar que el tema y la idea también se moldean, también son forma y viceversa, pues, lo sensorial también “contiene” significado.
Toda identidad se construye a partir de una noción de continuidad, siempre es una historia y una historia siempre puede ser un cuento y según el caso un cuento siempre puede ser tratado como una mentira, sucede igual en lo singular como en lo colectivo. La historia es la batalla ideológica por excelencia y creo que no hay nada más sano que jugar “seriamente” con ella.
Texto Curador
Francisco Javier Paredes