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Entrevista

En Diálogo con Ricardo Fuentealba-Fabio

¿Cómo aparece la idea de los pájaros, en este caso el cuervo en tu obra y en qué contexto?

He realizado imágenes que están asociadas a los cuervos desde más o menos el año 2002. Ya casi 20 años. En general, no suelo dibujarlos y pintarlos, pero he realizado algunos… 

 

La asociación con los cuervos nace de anécdotas personales y de familia. Su presencia ha influenciado mi mirada y la de mi padre, en especial desde la literatura, el cine, la novela gráfica y la fotografía…  

 

Esta pieza es un cuervo blanco. Entre los cuervos, como en todas las especies de la naturaleza, hay blancos y albinos; en este caso es blanco y se reconocen por el color azul de sus ojos. Además, en esta pintura, la cabeza está cercenada y su cuerpo de pie, con una mirada muy hierática, y si te fijas en la imagen, enigmáticamente con pena: llora una lágrima.

 

Esta obra pertenece a una época un poco complicada sentimentalmente para mí, pero es también un cuadro cercano de color, más allá de la imagen. Cuando la realice estaba pensando en un cuervo como un blasón para un escudo personal. Esa era un poco mi idea. Trabajaba con estos temas porque era obligado hablar del cuervo en la cultura chicana, en el contexto de postdoctorado en estudios chicanos –Davis, California, 2013-201–). 

 

Yo estaba becado por Conicyt en un pueblo que estaba lleno de cuervos. Eran miles y cientos de miles los que cada noche volvían al pueblo a dormir. Entonces, para mí era lo cotidiano. Tuve la  oportunidad de vivir entre ellos y trabajar con estos temas. Los pájaros en diferentes culturas, tienen diferentes lecturas. Pienso que es bien importante tratar de entender esto porque un cuervo blanco rompe el estigma de la presencia existencial, donde el negro tradicional de las plumas de las aves negras se asocian a un apocalipsis, a una oscuridad, de apariencias y sentido que cargan tradiciones muchas veces estereotipadas: o son carroñeros o llevan la muerte y yo estaba aprendiendo de su enorme inteligencia... 

 

Por otra parte, este cuadro de un ave específicamente incolora y con fondo amarillo, responde también a un lugar que climáticaticamente era muy caluroso en los días que pinté a este personaje.  Afuera de mi residencia en UC Davis  había 43 grados; insoportable... 

 

Cada vez que realizo uno recuerdo que había investigado para mi tesis doctoral sobre lo sucedido hacia mediados del siglo XVII en Inglaterra... Uno de los cocineros que estaban en la Torre de Londres le pide al rey de la época –Carlos II– que por favor mate a los cuervos que se acercan al castillo porque se comen la comida. Una vez que estos cuervos fueron asesinados, el rey falleció. Desde ese momento, en la Torre londinense, como tradición, siempre tiene que haber seis cuervos dando vueltas y uno debe estar guardado por si alguno de los seis fallece... Como anécdota, de hecho, en la botella de Gin aparece un Beefeater, que es el que le da de comer a los cuervos. Esta obra, en esta historia, estaba vinculada a esa nobleza y en términos reales para mi familia había otro contexto. Nosotros, con mi papá, nos reíamos porque yo soy Ricardo tercero. Mi papá se llama Ricardo Segundo, literalmente Ricardo segundo, y mi abuelo también se llamaba Ricardo. Entonces, siempre había un juego donde la corona familiar era  importante. En mi primer viaje a Inglaterra el año 1998 pude constatar no sólo las imágenes de los tres Ricardos, sino también esta leyenda que me llamaba la atención y sobre todo, como te digo, un espacio  donde la literatura es muy importante en mi casa… Esa es una manera de vincularse o de darle una forma simbólica a estos animales… 

 

Finalmente, te puedo contar que estamos pronto a publicar la próxima novela gráfica llamada Cuervo con Hueders y Fondart, obra realizada entre el año 2007 y 2016.

Entrevista a Ricardo Fuentealba-Fabio

2021 Francisco Javier Paredes

Para la serie Diálogos

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